miércoles, 1 de marzo de 2017

Intervención en Síndrome de Down

A la hora de intervenir con personas de Síndrome de Down es necesario tener en cuenta sus necesidades, dificultades y limitaciones. De esta manera elaborar unas pautas de seguimiento efectivas. Cuatro son las áreas de intervención:


  • Intervención en los procesos cognitivos:
Desde el punto de vista cognitivo, los niños/as con Síndrome de Down presentan una discapacidad intelectual.
Con la intervención que se realiza, se pretende compensar y superar estas limitaciones, desarrollando al máximo sus capacidades, para que sea capaz de percibir y adquirir información, de almacenarla y utilizarla cuando lo necesite, mejorando la percepción, procesamiento y almacenamiento de la misma en el cerebro y pudiendo evocarla o recordarla para finalmente ser utilizada. El objetivo de las sesiones de atención temprana dentro del área perceptivo cognitiva es que el niño con SD aprenda experimentando a partir de la manipulación con los elementos del medio que se le presentan, para ello se parte de la estimulación sensorio perceptiva y de la integración sensorial, principalmente a nivel auditivo, visual y táctil.


Con la intervención se trata de desarrollar los precursores de las capacidades mentales que en el futuro permitan aprender, pensar, razonar, recordar, hablar y resolver problemas.
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  • Intervención en el área socio-comunicativa:
El área del lenguaje es una de las principales dificultades en los niños con Síndrome de Down. En los programas de AT, se presta especial atención a las habilidades comunicativas, que deben aparecer en los niños en sus primeros días de vida y es objetivo prioritario la implantación de un adecuado patrón de interacción. Esta se ve muchas veces alterada por las reacciones emocionales de los padres, que pueden disminuir su capacidad de reacción ante las manifestaciones del niño, inhibir su comportamiento interactivo en caso de depresión o rechazo o distorsionarlo cuando existen fuertes niveles de ansiedad.


Los niños con SD en edades tempranas suelen presentar las siguientes dificultades: contacto visual, mirada, sonrisa, juegos vocálicos y balbuceos tardíos. Reacciones emocionales menos intensas. Retraso (18 meses) en la aparición de los primeros sonidos, onomatopeyas e imitación de palabras con intención comunicativa. Aparición de las primeras palabras alrededor de los 2 y 3 años y retraso en la unión de dos palabras para empezar a formar frases.


A estas dificultades añadimos las citadas anteriormente en cuanto a los aspectos cognitivos (atención, percepción, memoria...) que influyen en la comunicación y el lenguaje. Los niños con SD tienen como característica común mejor nivel comprensivo que expresivo y su nivel lingüístico va por detrás de su nivel lector, de su capacidad social y de su inteligencia general. Tienen dificultades para dar respuestas verbales y dan mejores respuestas motoras. Como plan de trabajo utilizamos multitud de estrategias, basándonos en sus puntos fuertes y resaltando en toda la intervención dos de ellos: el procesamiento de la información visual y la comunicación no verbal.


Con respecto a la sociabilidad, las personas con Síndrome de Down, suelen tener un buen grado de adaptación, sin embargo, es muy importante que tengan claras las normas de comportamientos y convivencia, sabiendo lo que deben y no deben hacer a cada momento. Los límites sociales bien definidos les proporcionan tranquilidad, seguridad y confianza (como a todos los niños).

- Las principales características de su personalidad suelen ser:
- Escasa iniciativa.
- Menor capacidad para inhibirse.
-  Persistencia de conductas y resistencia al cambio.
-  Menor capacidad de respuesta y de reacción frente al ambiente.
-  Poca perseverancia en las tareas y capacidad social para eludirlas.
- Colaboradores y sociables.
  •   Intervención para la adquisición de hábitos de autonomía personal.
La estimulación de las habilidades de autonomía personal debe abordarse desde los primeros meses de vida y constituye uno de los aspectos más complicados debido a la actitud sobreprotectora que suelen manifestar los padres y familiares de los niños con dificultades en su desarrollo y la tendencia a infravalorar las capacidades reales de estos niños.


Las conductas que más atención y trabajo necesitan son:
-          Comida y alimentación.
-          Control de esfínteres.
-          Vestido y aseo.


Es importante potenciar la confianza en la capacidad de éxito del niño/a, así su evolución será más positiva.
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  •   Intervención en el área motora
El fisioterapeuta comienza a intervenir con los niños con SD desde los primeros días de vida. Es aquí donde la familia y su entorno físico van a jugar un papel fundamental, por esta razón, uno de los aspectos centrales del programa de tratamiento fisioterapéutico es el de orientar y educar a la familia haciéndoles comprender la importancia de las actividades físicas terapéuticas en este estado inicial del desarrollo y tomen conciencia de que la familia es la protagonista del tratamiento del bebé.


Las sesiones se realizan de manera periódica, siendo la familia la encargada de realizar el tratamiento en el seno del hogar, por ser este el espacio en donde el niño va a desenvolverse la mayor parte del tiempo, en esta fase de su crecimiento, por lo tanto, el rol del fisioterapeuta es la de orientar a la familia en cuanto a las estrategias que esta debe realizar para mejorar la capacidad física de su niño/a. El objetivo principal de la fisioterapia para los niños con SD no es acelerar la velocidad del desarrollo motor grueso, sino reducir el desarrollo de patrones de movimientos compensatorios anormales, a los que los niños con SD suelen ser propensos.

La fisioterapia en niños con SD tiene como objetivos generales: estimular el desarrollo motor del niño y realizar actividades físicas para prevenir o corregir determinadas deformidades del aparato locomotor.

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