martes, 28 de febrero de 2017

El juego en la infancia

A lo largo de toda la infancia el juego es fundamental para el desarrollo de la personalidad de cualquier niño y niña. De esta manera aprendemos a conocernos a nosotros mismos y a lo que nos rodea, así como a manejar su cuerpo y a manipular los objetos.

En el caso de los niños y niñas con Síndrome de Down el juego no se da de manera espontánea, por lo que deben ser ayudados desde que nacen. En un primer momento se verá cómo el apoyo debe ser constante, pero con el paso del tiempo serán ellos mismos quienes a través de la creatividad que han ido desarrollando, tomarán la iniciativa y comenzarán actividades de forma autónoma. 

Para comenzar a fomentar el juego en los infantes se debe hacer sin juguetes, utilizando la cara de los padres, la del niño, canciones o movimientos varios. 

Más adelante sí será conveniente el uso de los juguetes para lo cual el adulto deberá guiar al pequeño y enseñarle a usar y disfrutar del material. 


Juguetes recomendados para infantes de entre 12 y 18 meses: 
- Alfombras de actividades con diferentes texturas.
- Pirámides de anillas.
- Torres encajables. 
- Muñecos de material blando que suenen al apretarlos.
- Objetos para el juego simulado.
- Juguetes de otros hermanos. 

Juguetes recomendados entre los 19 y 24 meses: 
- Juguetes que floten en la bañera.
- Bloques grandes para superponer.
- Pelotas de diferentes tamaños, colores y texturas.
- Juguetes para arrastrar. 
- Juguetes  musicales.

Juguetes recomendados entre los 2 y 3 años: 
- Bloques de construcción.
- Libros de hojas duras y dibujos grandes.
- Correpasillos.
- Pelotas.
- Objetos para juego simulado.
- Animales de goma.
- Juegos de comidas.
- Pinturas y cuadernos. 

A partir de esta edad el niño debe de ser capaz de jugar solo, pero es recomendable seguir jugando con él por varias razones:
1) Seguir desarrollando sus habilidades y creatividad. 
2) El juego con adultos favorece el desarrollo de las habilidades lingüísticas. 
3) Seguir mejorando las capacidades de atención, percepción, asociación, clasificación o manipulación. 

jueves, 23 de febrero de 2017

Información para la familia

Cuando unos padres se enfrentan al nacimiento de su bebé con Síndrome de Down, puede ser de gran impacto para ellos, debido a que es complicado asumir que nuestros hijos presentará algún grado de discapacidad intelectual sumado a otros problemas.

No se puede conocer de antemano como será la salud de los niños/as y en que grado les afectarán las patologías posibles, sin embargo, gracias a labores preventivas, quirúrgicas y atención temprana se puede mejor la buena salud de las personas con Síndrome de Down.

Para un mejor afrontamiento de esta situación es recomendable conocer y comunicarse con otros padres/familiares que se encuentren en la misma posición o similar para comprender que no están solos y pueden apoyarse en otras personas. Esto puede beneficiar al intercambio de información sobre el Síndrome de Down y como asimilar dicha realidad.

Las asociaciones pueden ser los lugares idóneos para contactar y compartir experiencias con diferentes padres y madres que tengan hijos con Síndrome de Down.
Como ya hemos mencionado anteriormente, la atención temprana tiene un papel fundamental en el buen desarrollo de estos niños/as:


·         ¿En qué consiste la atención temprana?
La atención temprana es el conjunto de intervenciones dirigidas a niños y niñas de 0-6 años, a su familia y al entorno. Con el fin de atender a las diferentes necesidades con trastornos en su desarrollo cognitivo, social o biológico. Es planificada por un equipo interdisciplinar o transdisciplinar.
Uno de los principales ámbitos de actuación donde se desarrollan los programas de AT son los CDIATS constituidos por un equipo de especialistas en atención temprana procedentes del ámbito de la psicología, pedagogía, fisioterapia y logopedia.

·         ¿Qué objetivos tiene la atención temprana?
- Reducir los efectos de un déficit producidos por un trastorno o situación de alto riesgo.
– Proporcionar a los padres y a toda la familia la información, el apoyo y el asesoramiento necesarios, con el fin de que puedan adaptarse a la nueva situación, y mantengan unas adecuadas relaciones afectivas con el niño.
– Atender las necesidades y demandas de la familia junto con el entorno del niño.

– Posibilitar de la forma más completa su integración en el medio familiar, escolar y social, así como su autonomía personal.